El lijado es una de las fases más delicadas en cualquier proceso de alisado o pintura de paredes. Sirve para eliminar irregularidades, rebajar capas de masilla y preparar la superficie para recibir la imprimación y la pintura final. Aunque parece una tarea sencilla, la elección de la lija marca la diferencia entre un resultado impecable y una pared arruinada.

Usar la lija equivocada no solo estropea la superficie, sino que multiplica el polvo, deja marcas visibles y obliga a repetir el trabajo desde cero. Lo que muchos consideran un detalle menor se convierte en la principal causa de acabados mediocres en reformas caseras.

En este post descubrirás qué tipos de lija existen, cuáles son los errores más comunes al utilizarlas, qué consecuencias tienen en tus paredes y cómo los profesionales logran un lijado perfecto con las herramientas y técnicas adecuadas.

¿Por qué es tan importante el lijado?

El lijado cumple funciones esenciales en la preparación de superficies:

  • Suavizar irregularidades: elimina relieves y pequeñas imperfecciones de la masilla.
  • Abrir el poro de la superficie: mejora la adherencia de la imprimación y la pintura.
  • Unificar capas: consigue que la pared presente un acabado uniforme.
  • Eliminar restos de pintura vieja: en algunos casos, se emplea para quitar capas deterioradas.

Sin un buen lijado, ninguna pared queda realmente lista para pintar.

lijar paredes

Tipos de lijas más comunes

Las lijas se clasifican según el tamaño del grano, que determina su nivel de abrasión:

  • Grano grueso (40-80): para eliminar material rápidamente en paredes muy deterioradas.
  • Para grano medio (100-150): para suavizar masillas o nivelar superficies con imperfecciones visibles.
  • Grano fino (180-240): para acabados más delicados antes de aplicar la pintura.
  • Para grano extrafino (320 en adelante): se usa en trabajos muy específicos, como lacados o acabados brillantes.

Elegir la lija equivocada para cada fase del proceso es el primer paso hacia un mal resultado.

Errores más comunes al usar la lija equivocada

Usar lija demasiado gruesa en paredes nuevas

Provoca rayas profundas que quedan visibles incluso después de pintar.

Lijar masilla con grano fino desde el principio

El grano fino no elimina suficiente material, obligando a dar más pasadas y generando superficies irregulares.

No cambiar de grano en el proceso

Muchos aficionados usan una sola lija para todo el trabajo, sin entender que se empieza con grano medio y se termina con grano fino para un acabado uniforme.

Usar lijas desgastadas

Una lija usada pierde abrasión y se convierte en una herramienta inútil que no suaviza ni prepara la superficie.

No controlar la presión

El error de aplicar demasiada fuerza provoca ondulaciones y surcos que arruinan la pared.

Consecuencias de lijar paredes con la lija equivocada

Marcas visibles tras pintar

Las rayas y arañazos provocados por una lija demasiado agresiva se notan con la luz natural.

Superficies onduladas

La presión desigual o el uso de grano incorrecto genera irregularidades imposibles de disimular.

Desgaste del soporte

En paredes antiguas o frágiles, una lija inadecuada puede arrancar capas enteras de yeso.

Exceso de polvo

El lijado incorrecto libera más polvo del necesario, que invade toda la casa y afecta a la salud.

Mayor gasto en materiales

Al arruinar el soporte, se necesitan más capas de masilla y pintura para corregir los errores.

Cómo trabajan los profesionales el lijado de paredes

Los profesionales especializados en pintura de inmuebles nunca improvisan el lijado. Siguen un procedimiento preciso que garantiza un resultado perfecto:

  1. Evaluación de la superficie: determinan si es yeso, pladur, masilla nueva o pared antigua.
  2. Selección del grano adecuado: empiezan con grano medio para rebajar y terminan con grano fino para suavizar.
  3. Uso de lijadoras con aspiración integrada: reducen el polvo al mínimo y permiten trabajar de forma limpia.
  4. Control de la presión y los movimientos: movimientos uniformes que evitan ondulaciones.
  5. Revisión con luz rasante: permite detectar defectos antes de aplicar la imprimación.

Gracias a esta técnica, las paredes quedan lisas, suaves y listas para pintar con resultados profesionales.

Casos reales donde el mal lijado arruina la reforma

  • Paredes con rayas profundas: provocadas por lijas de grano grueso mal utilizadas.
  • Masilla mal nivelada: al usar grano fino desde el principio, dejando bultos visibles.
  • Superficies debilitadas: por exceso de lijado en paredes de yeso antiguo.
  • Viviendas llenas de polvo: por no usar sistemas de aspiración adecuados.

Estos ejemplos demuestran que el lijado es un paso crítico y que un error en este punto arruina todo el trabajo posterior.

El falso ahorro de hacerlo sin profesionales

Muchos propietarios piensan que lijar paredes es sencillo y que basta con comprar unas cuantas lijas en la ferretería. Pero la realidad es que los errores en este paso generan un gasto mayor:

  • Más pintura consumida: al intentar tapar rayas e imperfecciones.
  • Más tiempo invertido: semanas de lijado sin conseguir un acabado uniforme.
  • Resultado poco estético: superficies con marcas y ondulaciones.
  • Coste doble: al final, hay que contratar a pintores profesionales para rehacerlo todo.
Pintores expertos en alisar y lijar paredes en Madrid

Presupuestos para alisar y lijar paredes en Madrid

El lijado es un paso fundamental para conseguir paredes lisas y modernas. Usar la lija equivocada convierte el trabajo en una pesadilla de polvo, rayas e imperfecciones. Si quieres un acabado impecable y duradero, lo mejor es dejar este proceso en manos de especialistas que cuentan con la técnica y las herramientas adecuadas.

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